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El "ojo" de Hall 9000, ordenador basado en Inteligencia Artificial de la película 2001

La Inteligencia Artificial y el ejercicio de la profesión de abogado

El despacho se precia de tener un funcionamiento muy horizontal, y buena prueba de ello es el riguroso turno que seguimos todos sus integrantes a la hora de participar en el (estricto) calendario de publicaciones que tenemos establecido.

Para mi supone un orgullo comprobar el rigor con el que dichos artículos se redactan y la utilidad que (me consta) muchos de nuestros clientes y seguidores encuentran en ellos.

Sin perjuicio de todo lo anterior, y como ya he hecho en alguna anterior publicación, voy a salirme un poco de la dinámica que hace que la gran mayoría de los artículos sean de índole técnica, para aprovechar y dar mi opinión sobre un tema que, siendo una novedad, sin duda ha venido para quedarse:

LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y EL EJERCICIO DE LA PROFESIÓN DE ABOGADO

En primer lugar, y en mi descargo, diré que, sin llegar a ser boomer, no soy nativo digital, pero siempre me he interesado por las nuevas tecnologías.

Lo anterior supone (o puede suponer) un cierto contrapunto con el entendimiento de la profesión que he heredado de mi padre, y que está anudado a valores ciertamente tradicionales como el uso de un determinado lenguaje en los escritos, el respeto innegociable a la liturgia y los ritos procesales, etc.

La combinación de todo lo anterior me hace tener una visión, particular, que probablemente a pocos interese, pero que de todos modos comparto, acerca del creciente uso de herramientas basadas en la Inteligencia artificial en nuestro sector.

Lo cierto es que, en mi opinión y para los abogados que ya tenemos una edad, aventuro un cambio poco traumático, considerando que la Inteligencia Artificial proporcionará mecanismos para reducir el tiempo empleado en labores de poco valor añadido, algo que sin duda resulta de gran utilidad.

Puede que suponga un cambio mayor para los abogados que están en fase de aprendizaje o incluso para los estudiantes de derecho que el día de mañana opten por dedicarse a esta ingrata profesión, y ello porque, según entiendo, deberán hacer un mayor esfuerzo por no sucumbir a la pereza y la comodidad de que el trabajo lo haga la Inteligencia Artificial (y a buen seguro cada día hará más cosas y las hará mejor), y sobre todo porque les obligará a desarrollar y educar un enorme sentido crítico para valorar los resultados que dichas herramientas arrojen ante las consultas que se les planteen, y que a día de hoy son en muchos casos imperfectos, y en algunos pocos, directamente equivocados.

No se tratará solamente de aprender a redactar los prompts, sino a evaluar lo acertado o adecuado del resultado obtenido… y que duda cabe, dicha valoración es más sencilla desde la atalaya que confieren años de experiencia que cuando uno se encuentra en una etapa de formación como profesional del Derecho. Nos corresponderá a los más veteranos colaborar en esta labor para contribuir a “afinar” el olfato de los más jóvenes.

El resumen de todo lo anterior, es que no debemos tener miedo a la Inteligencia Artificial, y en mi opinión debemos incorporarla todo lo que podamos a nuestro quehacer diario.

Ello no obstante, dicha incorporación debe realizarse desde una profunda prudencia (por ejemplo, en relación con el control de los datos de carácter personal que se proporcionan a los agentes de IA) y con un significado espíritu crítico.

Siendo así, los únicos que deben tener miedo a la Inteligencia Artificial y su aplicación al mundo del derecho son aquellos que tienen una concepción limitada (y “pequeña” si se me permite la expresión) de la profesión. 

Para mí, ser abogado es algo que va mucho más allá de lo que hace y podrá hacer nunca una máquina, es acompañar al cliente, conocerlo, anticiparse a sus necesidades y darle soluciones, y si la Inteligencia Artificial me permite hacer mejor ese trabajo y emplear más tiempo en proporcionar aquellos servicios de alto valor añadido que una máquina en ningún caso podría prestar, bienvenida sea.

Veremos en todo caso cómo envejece este artículo, en los próximos años, quizá meses…

 

Manuel GonzálezOn Tax & Legal

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